jueves, 7 de abril de 2011

El Corazón de una Madre

La primera vez que escuche este relato fue en un campamento donde todos comienzan a contar diferentes historias que nos ocasionaban un miedo morboso en el que querías y no querías seguir escuchando la historia; de todas las que escuche ese día solo me queda esta de recuerdo más que nada como una auto reflexión por el mensaje que trae.

Esta historia es de hace mucho tiempo en un pueblito donde una mujer de mediana edad tuvo un hijo al cual amaba más que a la vida misma por considerarlo un regalo divino, a su edad era difícil tener uno. Sin embargo lo crio con mucho amor como solo las madres saben hacerlo.

El niño por esto creció sano, fuerte y bien parecido siempre bajo el amor de su madre, pues su padre falleció mucho tiempo atrás, sin embargo nunca tuvo carencias ni contratiempo alguno por lo que creció feliz. Pero como todos sabemos llega un momento en que los jóvenes comienzan a pensar por sí mismos y muchas veces desprecian el tutelaje protector el cual más que prohibir pretende guiar.

Paso un tiempo en que el hijo comenzó a salir a reuniones y es así que conoció a una mujer muy hermosa, nueva en el pueblo. Nadie sabía que esta mujer tenía podrida el alma y que de nada valió el amor que nació en el hijo, y que le manifestaba al encontrarse con ella; los regalos que le llevaba, las promesas que él hacía, en todas las noches, ni un saludo, ni una mirada, en fin ningún interés por parte de esta mujer. Y es así que en cada rechazo solo su madre lo consoló, secaba sus lágrimas, lo apoyaba para que siga intentándolo, hasta que el sueño llegaba a él.

Paso así un tiempo en que la mala mujer ignoro al joven, pero después se dio cuenta de la hermosura de este y pensó,” tal vez no sea mala idea salir con él” y así fue, pero hasta ahora si el joven tenía respeto por su casa y claro por su madre, al lado de esta mujer lo perdió, pasaban días en que no aparecía y cuando lo hacía era para dormir días enteros, se desentendía de cualquier quehacer y solo esperaba la noche para volver a perderse.

Es así que con malas juntas y visitando lugares de dudosa decencia fue este joven olvidando todo lo aprendido y reemplazándolo por conocimientos perversos, delincuenciales y mezquinos. El joven llego a tener mala reputación siendo llamado delincuente, perezoso, ladrón, vago y que al pesar de su linda apariencia ahora ya no daba ninguna confianza a los que lo conocían, incluso los que se hacían llamarse sus amigos llegaron a evitarlo alimentando mas su dejadez y despreciando todo cuanto lo rodeaba, mas la única que siempre lo defendió fue su madre, que intento encauzarlo por el buen camino sin comprender que su hijo nunca podría ser el que ella recordaba en sus pensamientos.

La mala mujer que manejaba al joven a su antojo siempre vio el lazo de este para con la madre con recelo de mujer celosa que solo pueden tener las que tienen podrida el alma y a ella como una enemiga; es asi que en uno de sus encuentros ella manifiesta que tal vez el amor que el joven le profesa sea solo pasajero, efímero y puede que hasta una mentira.

El joven sorprendido, promete, jura y vuelve a prometer que su amor por ella es sincero, puro y que él le bajaría la luna, cruzaría el mar a nado, le construiría un castillo y muchas cosas más, bonitas pero según la mujer solo palabras. Esta había estado maquinando en su mente una petición diabólica que solo el acto de pensarla, le hacía sentir escalofríos.

Con una voz dulce le dijo, “ Esas cosas que me dices son imposibles, sin embargo tengo un regalo que está dentro de tus posibilidades y solo así sabría que en verdad me amas”.

El joven ansioso dijo, “dime que es, pídeme lo que sea y te demostrare con ese regalo que en verdad si te amo”, ella sonriendo siempre dulce le dijo, “quiero que me traigas en una bolsa, el corazón de tu madre…, si no lo haces nunca más quiero volver a verte”, diciendo esto se levanto y se fue dejando perplejo al joven.

“¡¿Está loca?!...”, “¡Es imposible!”, eran las cosas que pasaban en ese momento por la mente del joven, y mil veces se dijo que no y mil veces la idea de no ver más a la mujer que amaba se le agolpo en la cabeza.

Con esos oscuros pensamientos llego de madrugada a su casa, ya en su cama intento dormir… y no pudo. - Como piensa que yo no le amo, está dentro de mí, en mis pensamientos- poco a poco la idea de demostrar por sobre todas las cosas que su amor era sincero se le agolpo en la garganta, y con una determinación maligna fue a la cocina y cogió el cuchillo.

En el cuarto más pequeño de la humilde casa una anciana dormía, sin percatarse en absoluto de la silueta que la observaba con un objeto en la mano que desprendía un frio reflejo. En un acto de locura el aire se desgarro primero por la luz del reflejo que corto la oscuridad y después por un gemido inocente apagado por una almohada.

Unas frías manos arrancaron un diamante de un valor incalculable aún caliente de un cofre con el mismo valor y lo metió a una bolsa, era el hijo desalmado arrancando el corazón de su madre que con una mirada perdida salió corriendo de su casa hacia una dirección que ya conocía; avergonzado, asustado, horrorizado y al mismo tiempo determinado en demostrar a su diabólica amada que su amor es verdadero.

Mas una piedra en el camino le hizo tropezar tirando el preciado objeto que llevaba en sus manos hiriéndose la rodilla, y es aquí que se ve a pesar de cualquier cosa que el amor de una madre es ilimitado cuando a pesar de todo lo ocurrido una voz conocida para el joven sale de la bolsa y dice:

¡Hijo!, ¡¿te has hecho daño?!


La imagen que aquí se muestra es una pintura al oleo de Bartolome Esteban Murillo (1670), fue encontrada en internet sin ningún otro interés mas que como guía del tema que se trata a continuación.

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