jueves, 13 de junio de 2013

La Siguanaba – Mito de Centroamérica

La siguanaba es un Mito que tiene su origen al parecer en El Salvador y de ahí se extendió por todo Centroamérica con sus respectivos cambios según su región, en Nicaragua y Costa Rica se le conoce como la Cegua o “la chuca” de Honduras, este personaje es una importante parte del folclore Salvadoreño.

Su nombre a pesar que tiene variantes puede ser que venga del antiguo Nahuat o Nahuat cihua que es mujer nahual o una mujer que puede cambiar su forma, este personaje se le describe en las historias como una mujer poseedora de un hermoso cuerpo con el cabello que suele estar cubriéndole el rostro, cuando alguien se acerca para interactuar con ella se muestra como es, de formas horribles, rostro de espanto, uñas largas piel terrosa dientes salidos y el cabello largo descuidado cayéndole por todos lados. Las historias describen que se le aparece a los hombres infieles, enamorados o que se sienten atraídos por su forma cuando se la ve deseable; se la encuentra cerca de un rio lavando ropa o su cabello, montando a caballo o paseando cerca al agua o a un barranco, en un momento en que la situación se vuelva cercana adopta la forma horrible llevando a sus víctimas hasta la locura. Ahora contaremos el mito donde aparece este personaje en la historia humana:
Cuentan que hace mucho tiempo en el antiguo salvador cuando aún no se sabía que este sería su nombre, existió un pueblo formado por una tribu muy respetable y trabajadora muy conocido por todas las tribus vecinas. Ahí vivía una muchacha bellísima perseguida por muchos que deseaban ser el merecedor de sus encantos. La chica se llamaba Cihuhuet y con el paso del tiempo su belleza ya tocaba los corazones incluso de los hombres en los caseríos ajenos al de ella. Fue así pretendida por muchos entre cazadores y guerreros que deseaban poder llegar a casarse con ella.
Pero el tiempo no le enseño humildad a la muchacha y al ser la causa de tantos suspiros y demás su carácter cambio hasta el punto de volverse muy vanidosa, creída y despreocupada. Un hábito común en ella cuando le hacían responsable de la limpieza por las prendas debiendo ir al rio a lavarlas, en vez de eso las dejaba y se pasaba horas observando su reflejo en las limpias aguas del rio.
Muy pronto llego su tiempo de casarse así que se cumplió y Cihuhuet se casó con el más valiente guerrero de la región y poco tiempo después ella supo que sería madre. Pasaron los meses y Cihuhuet dio a luz a un niño de pronto cayo en la cuenta que ya no podía hacer las cosas que le gustaban porque ahora era responsable por su hijo que la necesitaría. Sus idas de horas al rio o el mirar al ojo de agua, las visitas a las amigas, entre muchas otras ya pasaban a un segundo plano, se dio cuenta que la vida de casada, de adulto y de responsabilidad no le gustaba.
Paso momento para ella desesperantes cuando quería salir, hacer lo que hacía antes pero la responsabilidad de su hijo la mantenía en casa, pero su carácter despreocupado comenzó a empujarla de nuevo a la irresponsabilidad y volvió a la calle a pasear por horas en cuanto podía salir de la casa sin nadie que le dijera nada porque su esposo tenia siempre que salir a hacer cacería o a ayudar a la vigilancia entre otras cosas.
Con el tiempo Cihuhuet ya dejaba al niño solo por horas y volvía cuando quería, en uno de eso días su suegra fue a visitarla y solo encontró al pobre niño llorando de hambre y para poder tener algo en el estómago comenzó a ingerir ceniza.
La anciana alarmada fue en busca de Cihuhuet y la encontró platicando en el rio, La suegra le dijo – Cihuhuet – vengo de tu casa y he encontrado a mi nieto Cipito comiendo ceniza, por favor, no dejes solo al niño que aún es muy pequeño.
Pasaron unos meses y la suegra volvió a visitarlos y otra vez encontró la misma escena, entonces no sabiendo que hacer opto por ir a hablar con el dios Tlaloc para poder obtener un consejo de él. Siguió una ruta directa hasta que llego a un gran nacimiento de agua, la anciana se sentó y espero. No paso mucho hasta que apareció el dios Tlaloc y con solo ver a la mujer este ya sabía lo que la anciana le diría, este entonces le dijo:
-          Dile a Cihuhuet que yo he dicho que ella ya no está solterita, ahora su vida ha cambiado. Tiene un hijo y su prioridad ahora es cuidarlo. Ese es mi deseo pero cualquier cosa me avisas.
La anciana fue a la casa de Cihuhuet para contarle el edicto, esto asusto inicialmente a la joven quien obedeció pero paso el tiempo y teniendo ella el carácter que tenía pronto se olvidó de lo que dios dijo y de nuevo la anciana fue a visitarla y encontró de nuevo la misma escena.
¿Otra vez comiendo ceniza mi hijito? Hay Cipito por esta manía ya estas volviéndote bien barrigoncito. Asi la abuela tristemente salió y fue a buscar al dios Tlaloc. Pero cuando lo vio este ya estaba furioso y le dijo:
-          Ya es demasiado, Cihuhuet debe ser castigada, Yo Tlaloc, dios de las aguas ordeno que la bella Cihuhuet se transforme en una horrible mujer que de hoy en adelante se llamara Siguanaba. Deberá solo estar a orillas de los ríos y dedicándose siempre al lavado de la ropa así de esta manera también vera su feo rostro reflejado en el rio para siempre.
En el momento en que Tlaloc acababa de decir estas palabras, Cihuhuet comenzó a sentir un gran dolor en el rostro y en el cuerpo, intento correr a su casa pero no pudo las piernas como obedeciendo órdenes lejanas la llevaron al rio. Cuando ella se acercó a él vio su reflejo en el agua…
-          ¡AYYYYYY! ¿Quién es esta horrible mujer? – dijo en un grito ¡No puede ser, soy yo! ¡Ja… ja... ja, ja, ja, ja!
Cihuhuet ahora convertida en Siguanaba mostraba signos de que estaba enloqueciendo, así se alejó del pueblo quien no volvió a verla como antes nunca más, solo en las noches se la escucha en el rio dando gritos y carcajadas y quien han acudido a cierta distancia la han visto lavando ropa en la orilla.
Así con el paso del tiempo han aparecido relatos, rumores y extrañas historias en especial los que regresan tarde de alguna reunión o fiesta muy bebidos, ellos cuentan sobre una extraña mujer que le pide que la lleve con él a menudo esperando en algún palo de guarumo como si de ese árbol saliera, siempre cerca de ríos, pozas o quebradas que son los lugares donde se han encontrado esta aparición.
La mitología nos dice que Cipito nunca creció tal vez por haber comido ceniza, vive con Tlaloc y lo cuida la abuelita, no hace mal a nadie y a veces se acerca donde están las muchachas bonitas a dejarle flores como obsequio, a veces come ceniza por que se le quede este mal hábito.
Una de las historias sobre la siguanaba es cuando un señor cabalgaba por la loma de la cruz cerca de su finca, en eso escucho el llanto de una mujer la cual se encontraba a un lado con la mirada baja y el rostro cubierto con su cabello. Este se acercó y ella le pidió que por favor la ayudara, que la llevara a un lugar llamado Jayuca. El hombre no se negó la ayudo a subir y ella se sentó a su espalda, en el camino no hubo conversación sin embargo un feo olor a muerto le molesto la nariz y poco a poco comenzó a sentir la piel de gallina en su cuerpo. Intento volverse sin embargo no pudo su cuerpo estaba muy rígido, en un meneo del caballo este cayó de él y solo escucho las carcajadas que se alejaban así perdió el conocimiento. Después despertó en su rancho sin saber cómo llego y no pudo mencionar palabra alguna por varios días.
Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía del tema que estamos tratando.
Si te agrado este articulo, no olvides suscribirte a la página Aquí



0 comentarios: