
Los Tulpas para
los que aún no saben de qué se tratan son según el Vajrayāna o mejor dicho el
budismo tibetano una creación o entidad espiritual formada por tu pensamiento
pero que se forma en el mundo real. Crear a un Tulpa para los que practicantes
del yogui tibetano es solo una pequeña parte del proceso místico del aprendizaje,
los tulpas creados han sido vistos por testigos oculares sin embargo la ciencia
moderna da como resultado que ese fenómeno solo es un caso de sugestión que da
aparentemente el creador del Tulpa. Es así que una persona puede unir la imaginación
y la fuerza de voluntad para dar características físicas a una construcción
mental.
Los Tulpas pueden
tomar la forma que su creador quiera como un animal, un objeto, un paisaje, un
edificio o una persona, tal vez inicialmente sea como una vista fantasmal o ectoplasmia
que hace dar la forma requerida iniciada por un monje en una larga meditación pero
que a medida que pasa el tiempo ya no es una simple visión sino una entidad o fenómeno
dotado de consistencia física, que incluso emite sonidos olores y que son
percibidos por nuestros sentidos.
Solo aquellos que
tienen una mente disciplinada, que siga una serie de ritos que ayuden a
canalizar su mente y con un aislamiento que le permita la concentración necesaria
pueden crear un tulpa, no es necesaria la ayuda de algún médium espiritista o
entrar en un profundo trance para lograr este fenómeno, pues a pleno sol pueden
lograr conseguir su objetivo de creación.
Las creaciones
normalmente tienen vida corta deteriorándose casi al momento de su creación sin
cambiar los planes físicos, ni la materia mental que la rodea pues solo la creación
de esta entidad mental es suficiente para el practicante, sin embargo si el creador
estuviese atravesando por un momento donde el pensamiento está sometido por una
intensa pasión o algún temor profundo, que el creador quisiera que su entidad tuviese
vida más prolongada y llegara a ejecutar profundas meditaciones para ello,
entonces la materia mental de la entidad tendría una forma más permanente, más
gente la observaría y la alimentaria con sus propios pensamientos, pues creerían
en ella, así se va corroborando su existencia en este plano físico.
Es así que los
tulpas comienzan a existir por cuenta propia sin que ya estén relacionados con
sus creadores y bajo su control, si dejan de ser imaginarios también tienden a
ser difíciles de controlar o eliminar.
En los años 20´s
una aventurera Alexandra David-Neel, exploro el Tíbet, vivió 101 años y de una
de sus propias experiencias nos hizo llegar este conocimiento antiguo
compartido por los lamas budistas con quienes convivió. Para ellos uno de sus
ritos más difíciles era la creación de un Tulpa o fantasma generado por la
mente, sin embargo también recibió de los Lamas la advertencia que “los hijos
de nuestra mente” podían volverse peligrosos e incontrolables, David-Neel igual
quiso seguir adelante.
Se aisló
totalmente para llegar a un estado de concentración el que le permitiría crear
un tulpa, la imagen que eligió fue la de un monje bajo y gordo de aspecto
inocente y jovial. Su Tulpa materializado fue un éxito, el cual fue tratado
como un compañero más incluso fue invitado en sus aposentos.
Así fue que el
nuevo compañero de David-Neel incluso llego a acompañarla a una de sus
aventuras montado en un caballo, sin embargo a este punto la creadora se dio
cuenta que el monje etéreo ya realizaba diversas acciones propias de los
viajeros reales que ella no le había ordenado que hiciera, es decir la creación
ya tomaba sus propias decisiones.
La prueba que su creación
existía fue cuando otras personas de la comitiva empezaron a ver al monje y a
interactuar con él, confundiéndole con un ser viviente más. Es así que el Tulpa
comenzó a cambiar mostrando un extraño aspecto, cuando su faz y miradas se
tornaron maliciosas y burlonas haciendo que David-Neel decidiera eliminar su
ente más la sorpresa fue tal que desvanecerlo resulto peor que crearlo. En su
libro Magic and Mysteri in Tibet refiere que demoro unos seis meses para lograr
desaparecer a su obstinado Tulpa.
La propia
David-Neel refiere que “No hay nada extraño en el hecho que pudiese crear mi
propia alucinación”, pero lo interesante del tema es que se pueda ver las
formas creadas por un pensamiento ajeno.
Espero les haya
gustado este interesante tema, ya tendremos más para ustedes.
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