
Se decía que Mamá Galla era una mujer que vivía en las
alturas en el camino de Canta a Huamantanga; todo viajero que pasaba cerca a su casa les
invitaba a saborear platos y manjares que
secretamente eran elaborados con carne humana de otros viajeros atrapados por
ella. Esta anciana tenía una hija y dos nietecitos a los que criaba lejos de
sus malas acciones para que no supieran el negro corazón que tenía ni siquiera
de donde provenía los ricos platos que hacia su abuela. Pero llegó un día en
que no tenían nada que comer ni pasaba ningún viajero al cual secuestrar para
hacer más nefastos platos, así que decidió matar a su hija.
Pero sus nietecitos que siempre jugaban con ella, no la
dejaban ni un momento sola; ella los mandó a traer agua en una canasta, pero
los chicos no querían ir, poniendo de excusa que no podían llevar agua en una
canasta. Entonces la vieja les dijo que fueran y taparan los agujeritos de la
canasta con piedrecitas, a fin de que se demoraran y ella pudiera realizar su
horrendo crimen.
Inmediatamente después que salieron los chicos, ella llamó a
su hija y con la suficiente sangre fría que da un negro corazón la degolló.
Después de haber bebido su sangre la destrozó y la echó en una olla grande
llamada pampana. Entretanto, los chicos llegaron del río y preguntaron por su
mamá, la vieja les contestó que había ido a pastar los ganados y que volvería
al día siguiente los niños estuvieron un rato cerca a la olla y desde ahí los
restos de su madre con el calor del fuego comenzó a hervir y a hacer sonido
este les decía en susurros: Hijos del alma mía, escapad y dirigíos al cielo,
que yo los ayudaré.
Los chiquillos al oír la voz de su madre ingeniaron la
manera de huir y le dijeron a la abuela que les fuera a enseñar a llenar el
agua de la canasta; la abuela fue de mala gana pero ya en el camino se ingeniaron
para esconderse y regresaron. Cogieron los restos de su madre que estaban en la
olla y emprendieron la huida. La vieja se dio cuenta de la treta y fue tras
ellos y cuando ya les iba a alcanzar, del cielo cayo una cadena que se
rumoreaba fue enviada por el Arcángel San Miguel para que pudieran subir por
ella; la vieja también alcanzó a coger la punta de la cadena y subió tras de
ellos, pero un pájaro (el acacllo) picoteo el espacio que separaba a la vieja
de sus nietos y cayó al vacío, la vieja empezó a gritar: ¡Compadre zorro! ¡Compadre
zorro!, tiéndete en el suelo paraqué no me haga daño. El compadre zorro, muy
amable, esperó la caída de la vieja transformándose en laguna; pero la fuerza
de la caída fue demasiado para ella que al caer en la laguna esta la ahogó.
También dicen que la laguna existe hasta ahora y que en el
medio hay una piedra llamada Mamá Galla.
En otras nuevas versiones los nietos llegan justo a tiempo
para salvar a la madre de su abuela terminando con una huida mágica hacia el
cielo, protegidos por diversos animales. También dependiendo de la región La
bruja al caer se convierte en algún accidente geográfico. En Ancash la Achiqué
al caer de lo alto ve que se va a precipitar sobre una roca y lanza una
maldición: Cuerpo ramackaquishun, tuyucckuna jahuickashun allpachu y yahuarni
plantaccunata chorakunata sxaquisencka («que mi cuerpo se desparrame, que mis
huesos se incrusten en la tierra y mi sangre seque las plantas y las yerbas»).
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1 comentarios:
muy bueno :)
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