jueves, 24 de abril de 2014

Caronte el barquero de los muertos

Desde la antigüedad se menciona en la mitología griega a un barquero que era el encargado de hacer cruzar las almas errantes de los muertos recientes de un lado al otro del rio Aqueronte es decir al Hades el inframundo, la última morada de los muertos este barquero fue Caronte.



Hijo de Érebo y NIx, Caronte era descrito como un anciano flaco y gruñón de larga y sucia barba, ropas oscuras y en algunos casos con un antifaz aunque en alguna versión también se le describió como demonio alado con un martillo doble, el cual acudía a la orilla del rio Aqueronte donde la muchedumbre de almas se apilaba buscando cruzar el rio hacia la última morada, Caronte elegía quien iba a cruzar el rio y claro que también debía pagar el pasaje (que era un óbolo). Los muertos por esta razón eran enterrados con una moneda bajo la lengua para que pudieran cruzar, aunque los muertos de familia más pudiente eran enterrados con hasta tres óbolos.

En los mitos Caronte siempre cuidaba que nadie que no pudiera pagar el pasaje pudiera entrar a su barca y los que no podían tenían que vagar por cien años en las orillas del rio, pasado el tiempo Caronte accedía a hacerlos cruzar sin cobrar. Sin embargo no se sabe bien porque Caronte dejó pasar a Heracles o Hércules y por ello recibió como castigo un encierro de un año por no haber cobrado el pago habitual para hacer pasar a los vivos (una rama de oro que te daba la sibila de Cumas).

Orfeo fue otro personaje de los mitos quien con sus grandes dotes musicales encanto a Caronte y Cerbero para traer de vuelta a su amada Eurídice a quien al final perdió después de cruzar el rio de vuelta y para terminar Psique también logro ir de ida y vuelta estando viva.

Sin embargo a pesar de su condición como un trabajador del Hades no hay que olvidar que Caronte era un dios que tenía una importante misión, un dios en la oscuridad con el poder  de elegir quien iba a descansar eternamente y quien esperaría por el descanso, Virgilio nos narra así en La Eneida :

Ahí yace Caronte, que gobierna la lúgubre costa
Un sórdido dios: por debajo de su barbilla peluda
Una larga barba desciende, despeinada y sucia;
Sus ojos, son como hornos huecos en el fuego;
Una faja, llena de suciedad, une su obsceno atuendo.


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