Existe una leyenda antigua en Islandia de ya hace mucho
tiempo en el hermoso valle de Hörgá u Hörgárdalur, el cual esta flanqueado por
altas montañas siempre nevadas, agua dulce abundante, mucho sol en verano y de
hermosas praderas, pero sin embargo un hecho siniestro ocurrió.
En este increíble valle hay un lugar llamado Myrká, en este
lugar y en el rio ocurrieron sucesos espeluznantes que los Islandeses aun
comentan, dicen que hace mucho tiempo existió un diácono en Myrká el cual su
nombre fue olvidado en el tiempo. Tenía una prometida llamada Guðrún la cual vivía
en una granja en Baegisá algo lejos de él y al otro lado del rio.
A solo una semana para la navidad, el diácono monto en su
caballo llamado Faxi y fue cabalgando a la casa de Guðrún para invitarla a
pasar la festividad juntos en Myrká. Su prometida acepto y decidieron que el la
recogería en nochebuena.
Sin embargo el destino le tenía preparado una tragedia, pues
al cruzar el cauce congelado de Hörgá, y con la mente distraída, no se percató
de que la temperatura había ascendido y que el rio de estaba deshelando, a unos
pasos de la orilla el hielo se agrieto y su presencia desapareció de la vista.
A la siguiente mañana un granjero vecino se percató de que
Faxi se encontraba en la orilla tembloroso y empapado, el granjero imagino lo
que había pasado ya que conocía al caballo y a su dueño y busco por todos
lados. Al final encontró al diácono entre las piedras muerto con un gran corte
en la nuca al parecer por la caída en el filo del hielo. Fue a Myrká llevando
la mala noticia y luego volvió con más gente para enterrarlo posteriormente.
En ese momento el Hörgá era infranqueable así que nadie pudo
avisar a su prometida Guðrún del trágico desenlace, sin embargo los días pasaron
y el frio volvió a congelar las aguas a vísperas de la navidad y en una pequeña
ventana Guðrún esperaba ver a su amado pasar por ella para pasar un lindo día,
juntos.
Las horas pasaron y se hizo tarde, en un momento se escuchó
un golpe, y otra mujer de la granja salió a ver quién era pero no encontró a
nadie, la noche era iluminada por la luna que brillaba y se ocultaba entre
nubes densas y rápidas que pasaban en el firmamento de la noche. Al entrar dijo
que no era nadie, pero Guðrún sabía que tenía que ser su amado, cogió su abrigo
y salió, por la premura no pudo ponerse bien el abrigo dejando un brazo fuera
de la manga sin embargo ahí estaba Faxi entre la niebla y a su lado la silueta
de su amado.
Ella se acercó y el sin intercambiar palabra se apresuró en
hacerla montar sobre el caballo y después dirigiendo las riendas emprendieron
la marcha en un campo oscuro tenuemente iluminado de a ratos. Nadie dijo nada
por un buen rato sin embargo al pasar por una loma cuando las nubes dejaron que
el brillo de la luna ilumine mejor por un buen momento y en el momento que
bordeaban la mala ruta Guðrún puedo ver que de abajo del sombrero que se había movido
se mostraba una gran herida en la nuca del diácono. Entonces el hombre hablo sin voltear diciendo
estas extrañas palabras:
Máninn lídur
daudinn rídur;
sérdu ekki hvítan blett
í hnakka mínum,
Garún, Garún?
La luna resbala,
la muerte resbala,
¿No ves la forma blanca
en mi nuca,
Garún, Garún?
Guðrún estaba completamente aturdida no sabía que pensar sin
embargo siguieron calladamente la ruta, pero al llegar a Myrká el diacono volvió
a hablar:
Bíddu hérna, Garún, Garún,
medan eg flyt hann Faxa, Faxa,
upp fyrir garda, garda.
Espera aquí, Garún, Garún,
mientras llevo a Faxi
fuera de la cerca del cementerio.
Ella se llamaba Guðrún pero su amado seguía llamándola Garún
y comenzó a preguntarse el porqué, amante de los mitos, leyendas, historias y
cuentos, recordó que un fantasma no puede pronunciar o mencionar el nombre o la
palabra dios que en islandés se dice Guð, asi que poco a poco comenzó a unir
los hechos hasta dar con la conclusión de que su novio estaba muerto y que por
eso no la nombraba sino que intentaba entonar su nombre. Cuando esto ocurría
llegaron aún extraño destino, a sus pies una tumba estaba abierta, ella se lanzó del caballo y a la carrera intento
llegar a la iglesia del cementerio para tocar las campanas, pero el fantasma la
cogió de su abrigo y jalo de él.
Afortunada mente para ella el agarro la manga del abrigo
donde no estaba su brazo y este se rompió desde el hombro cayendo esta aparición
en la tumba abierta agarrado del pedazo de tela.
En la caída toco la resistencia de la tierra que se
encontraba en la orilla haciendo que esta se desmorone sepultándolo. Guðrún
logro tocar las campanas haciendo que los vecinos lleguen al lugar socorriéndola,
ellos al llegar intercambiaron con ella información contándole lo que le había pasado
al diácono en el rio días antes y ella contándole lo que había ocurrido hasta
ahora.
La joven se quedó en Myrká esa noche y la aparición seguía acosándola,
al parecer logro salir de la tumba y por las dos semanas siguientes nadie pudo
dormir tranquilo, pues el diacono la seguía y se hacía más evidente cuando la
dejaban sola. Cansados de temer decidieron llamar a un brujo que residia en Skagafjördur,
un lugar vecino en el fiordo oeste.
El brujo llego a Myrká y después de escuchar el caso decidió
buscar una peña grande la cual saco y aguardo en la siguiente noche, en el
momento que el diácono salía de su tumba este le hecho la piedra encima
logrando al parecer que este descanse en paz, sin embargo estos eventos fueron
demasiados para Guðrún, su mente no soporto estos terrores y al final perdió la
razón.
Con el paso de los años todos aún recuerdan esta siniestra
historia y en el cementerio de Myrká aún puede verse la gran peña que sobresale
de la tierra en la tumba del diácono sin nombre.
Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red,
tienen sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía
del tema que estamos tratando.
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