martes, 18 de agosto de 2015

La resurrección de Rufina Cambaceres

Esta es una historia real de principios del siglo XX que se transformó en leyenda urbana por los constantes cambios y variaciones que sufrió al pasar de boca en boca, en la actualidad existen tantas historias del mismo tema que sumado a la cucufateria, prejuicios e hipocresía de la época fue un poco difícil hacer una síntesis de esta leyenda urbana, espero sea de su agrado.



En una hermosa casa en la calle Monte de Oca del barrio de Barracas vivía la familia Cambaceres, que a pesar de ser gente opulenta siempre fueron marcados por los rumores y los chismes del ambiente, la razón de más peso es porque Eugenio Modesto del Corazón de Jesús Cambaceres de la alta aristocracia argentina a pesar de ser abogado, graduado de la facultad de derecho, diputado por la legislatura porteña en 1871 fue muy transgresor para la época. Uno de los mayores escándalos durante su estadía en el estado fue cuando presento un proyecto de separación entre la Iglesia y el estado que conmociono a la sociedad de la época.

Se dedicó a escribir logrando hacer libros que exponía a la santurrona alta sociedad de la época de fines del siglo XIX y para colmo en uno de sus viajes a Europa conoce a Luisa Baccichi una artista austriaca con la cual contrae nupcias y regresa a buenos aires. En ese tiempo las mujeres que se dedicaban a la danza eran consideradas del mismo nivel que las prostitutas logrando mover los cimientos de la alta sociedad hasta ser el centro de la comidilla y los chismes de las fiestas y reuniones.

Es en esos aires donde un 31 de mayo de 1883 nace Rufina, una niña que fue creciendo en ese ambiente de habladurías retrayéndola, para su desgracia su padre muere cuando tenía 5 años de edad. Así pasan sus días, entre la casona de Monte de Oca y el campo en un complejo heredado por su abuelo llamado “El Quemado”.

Fue creciendo y se convirtió en una adolescente encantadora heredando en gran medida muchas de las dotes de su madre que ya era mayor pero aun asi llamaba la atención por sus encantos.

Es en este entorno que una de las versiones de esta historia ubica a Hipólito Yrigoyen un político muy influyente de la época, quien por aquel entonces ya tenía 45 años pero aun así después de conocer a la joder Rufina comienza a frecuentarla a pesar que esta solo tenía 15 años, para la época era común que señores de esa edad se casaran con adolescentes sin importar la diferencia de edad.
Yrigoyen en el futuro iba a ser presidente de Argentina, pero por esas fechas frecuentaba a la joven Rufina, al parecer Rufina si estaba enamorada de este gran señor sin embargo por lo bajo Yrigoyen mantenía una relación con Luisa la madre de Rufina, incluso de sus encuentros nació el pequeño Luis Herman Irigoyen el cual no fue reconocido al comienzo e incluso su apellido fue cambiado de Y a I para despistar.

La joven Rufina seguía en su sueño idílico compartiendo con sus amigas e incluso con su madre sus sentimientos que iban en aumento por Yrigoyen, sin notar nada extraño por lo que respectaba a él y su madre, los chismes mencionan que incluso Luisa o “Bachicha” como la apodaban los chismosos (un juego de palabras por su apellido) hacia dormir a la pobre Rufina con somníferos para que sus encuentros no fueran estropeados en la casa de Montes de Oca, esta versión se acomoda a las versiones que vienen a continuación por lo que sucedió a Rufina.

En el cumpleaños número 19 de Rufina, 31 de mayo de 1902, las historias nos dicen que en esa noche, ella estaba lista para darle rienda suelta a todo el amor que por años había crecido y que incluso el propio Yrigoyen se encargaba de cultivar, ahora ya era considerada una mujer mayor planeaba que luego de festejar en su casa y después del teatro Colon ella estaba dispuesta a ir mas allá con su pretendiente.

Es cuando una amiga de Rufina en una conversación que tenían mientras la cambiaban le quita el velo de la ignorancia y le cuenta todo lo que el mundo en definitiva sabia. Le habló de la relación de su madre con su pretendiente y que en realidad su medio hermano era hijo de Yrigoyen.

Literalmente a Rufina Cambaceres se le detiene el corazón y se desploma. Los sirvientes que estaban encargados de vestir a Rufina gritan y alertan a todos, al llegar a la habitación ven el espectáculo y comprueban que en verdad Rufina no tenía signos vitales, un médico que se encontraba en la casa intento reanimarla sin éxito, seguía pasando el tiempo y más médicos que acudieron solo confirmaron la muerte, registrándolo.
Con prontitud Rufina fue alojada en la bóveda de su tío Antonio Cambaceres donde también estaban los restos de su padre. Sin embargo los hechos no acaban ahí pues fue bien conocido que un cuidador del cementerio en su ronda escucho golpes y sonidos que provenían de la cripta al día siguiente donde había sido puesta “los restos” de Rufina.

El cuidador sin mucho interés se acercó a pegar un ojo para ver a través del vidrio de la gran puerta de hierro de la bóveda, su pensamiento era para los gatos del lugar que siempre se colaban en todos lados, no diviso nada fuera de lo normal a excepción de percatarse que el cajón de Rufina estaba un poco corrido del estante donde había sido depositado. Llamo a la familia para avisar este hecho los cuales acudieron y acomodaron el féretro en su lugar sin darle mucha importancia a este hecho.

Sin embargo la leyenda continua y nos dice que la abuela en Italia al enterarse de lo sucedido e incluso del curioso hecho un día después, viajo con urgencia a Buenos Aires, pero por la época solo habían barcos que navegaban de un continente a otro. Al llegar fue directamente al cementerio y ordeno que abrieran el ataúd, lo que vieron después fue un cuadro aterrador, el cuerpo de la joven se encontraba de espaldas con la cara toda arañada tal vez por la desesperación de su encierro.

Rufina no estaba muerta sino que había tenido un ataque de Catalepsia y había despertado dentro del ataúd, se cansó de luchar gritar y golpear con todas sus fuerzas pero no pudo, se aferró a la débil vida que le quedaba en ese momento al menos por instinto, hasta que sucumbió.


La abuela mando a construir un nuevo féretro sin ningún tipo de cerramiento y con la tapa apenas apoyada (por si acaso), además mando construir un monumento en su honor en mármol estatuario de Carrara para que nadie olvide su historia, una obra donde se ve a Rufina con una mano desfalleciente intentando abrir la puerta y soltando una lagrima, su muerte en el mismo dia de su cumpleaños, si triste historia, su amor que jamás fue correspondido, y todas las penas juntas en una vida que tuvo un triste final.


El caso de Rufina fue el primer ataque de cataléptica que registro el país y a partir de allí algunos se refieren a que se empezó a velar a los muertos al menos 24 horas después de fallecidos.

Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o dueños solo se han colocado como información y guía del tema que estamos tratando.
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