
Como hemos dicho,
inicialmente esta celebración fue instalada por la iglesia católica el 28 de
diciembre para recordar a los niños menores de dos años nacidos en Belén, que fueron
masacrados por el rey Herodes I el Grande en búsqueda de Jesús y esos niños
pasaron a ser los “santos inocentes”, aunque la fecha donde hubieran ocurrido
los hechos debería ser uno o dos días después del 6 de Enero ya que es después
de la visita de los magos.
En las escrituras
no hay fechas y las que usan para las celebraciones son arbitrarias instaladas
por la iglesia, y ya que en el evangelio
también mencionan que se cumplía la obligación de quemar incienso en el templo
por Zacarías perteneciente al octavo grupo, entonces las fechas posibles donde
si ocurrió esta masacre pudo ser a mediados de mayo u a mediados de noviembre,
pero ninguna coincide en la tradición.
Sin embargo en la
edad media en estas fechas, en especial en parís se celebraba una festividad de
origen pagana llamada la fiesta de los locos que pudo en sus inicios ser tomado
de los griegos, esta costumbre se ve mencionada por Anastasio en su versión del
octavo concilio celebrado en 859. En esta festividad pagana la gente se
disfrazaba con pieles de animales como ciervos, en la cual la gente se
regocijaba cometiendo sacrilegios para la iglesia e impiedades y abarcaba desde
la navidad hasta la de bajada de reyes y en especial el día de año nuevo. Los
cristianos absorbieron e imitaron esta festividad aunque después los obispos se
opusieron a esta pésima costumbre de celebración castigando a los que
incurrieran en estas desordenadas actividades.
Sin embargo estas
actividades siguieron ocurriendo por años e incluso parte de la iglesia poco a
poco comenzó a participar activamente en su desarrollo. Clérigos, diáconos y
sacerdotes durante las misas de esos días entraban enmascarados a la iglesia
vestidos de mujeres o de bufones, bailando en el coro, comiendo carne al lado
del altar o jugando dados, perfumando todo con olores a cuero podrido, en
conjunto cometían impiedades no gratas para los cristianos. Todo esto era
ejecutado por los mismos diáconos y subdiáconos. Esta festividad creció tanto
que se celebraba hasta en los monasterios de monjas y monjes, colegiatas e
iglesias catedrales. La festividad llego incluso al arzobispado de Reims y
otras diócesis de importancia más esto era una festividad sin tantos excesos
como ocurría en la fiesta de los locos.
Pasaron cientos de
años mientras la iglesia combatió esta festividad, internamente con ordenanzas,
prohibiciones y censuras disminuyendo gradualmente estas impiedades, sin
embargo mientras los imperios crecían en sus diferentes colonias también se
recreaba algún tipo de celebración. En Hispanoamérica
y en España en el día de los inocentes es costumbre realizar bromas de
diferentes índoles, donde son los medios de comunicación quienes participan más
tergiversando sus informes con un sentido del humor, de esta manera engañan a
los “inocentes” que se creen estas historias. En algunas zonas de América es
importante recordar no prestar ningún bien en esta fecha, sea objeto o dinero,
pues el prestatario es libre de apropiarse de los bienes. Este tipo de festejo
ha venido a menos en los últimos años y ya no es usual que la gente pida
prestado con la esperanza de que el prestador no recuerde la fecha y se le
pueda hacer mofa con la muy popular frase: «Inocente palomita que te dejaste
engañar» o su versión ampliada: «Inocente palomita que te dejaste engañar,
sabiendo que en este día nada se puede prestar» o «Inocente palomita que te
dejaste engañar, hoy día de los inocentes te dejaste engañar», «Que la
inocencia te valga» o «Herodes mandó a Pilatos, Pilatos mandó a su gente; el
que presta en este día pasará por inocente»; «Inocente palomita te dejaste
engañar hoy por ser día 28 en nadie debes confiar».
En algunos lugares aún
se recuerda esta festividad mixta entre el día de los inocentes y el día de los
locos con danzas, música, brindis y variada celebración e incluso las máscaras
no faltan.
Sin embargo debemos
resaltar ciertas peculiaridades de esta celebración, y es que la supuesta
matanza de niños solo se menciona en el Evangelio de Mateo, siendo extrañamente
ignorada esta supuesta gran tragedia histórica por los otros evangelios. Un
historiador bíblico sugiere que este es un malentendido basado en la mala traducción
de la palabra “matanza” ya que según un dato demográfico de Belén en el tiempo
que nació Jesús vivían entre 7 y 20 niños que entrarían en la descripción de
menores de dos años y por este motivo no existe una gran “matanza” que sugiere
las dimensiones bíblicas. Adicional a todos estos datos el historiador Flavio
Josefo no relata ninguna matanza de niños en la descripción de Herodes I el
Grande pero si de su crueldad, aunque no es un dato final ciertamente no aporta
una visión fidedigna de estos hechos.
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