
Pero el destino tenía otros planes... Melibeo, un pastor de
la zona que se dirigía hacia la ciudad de Corinto, encontró al desamparado
recién nacido y, apiadándose de su situación, lo llevó consigo y finalmente lo
dejó al cuidado de otro rey, el rey Pólibo, que junto a su consorte Mérope,
cuidaron del hijo de Layo como si fuera suyo y lo llamaron Edipo.
Así pasaron los años. Edipo, el bebé ya convertido en
hombre, acudió al Oráculo de Delfos como era costumbre y recibió un vaticinio personal
que lo dejó lleno de estupor y preocupación: mataría a su padre y se casaría
con su madre. Tras recuperar un poco la calma, decidió abandonar su tierra, su
casa y su familia para huir de tan horrible destino. Y se marchó... eligiendo
como nuevo hogar la ciudad de Tebas.
Sin embargo en todos estos años en Tebas estaba ocurriendo
algo, el padre de Edipo, Layo, mantenía una relación con Crisipo el hijo de Pélope
(la primera relación homosexual conocida), ante los ojos de Hera diosa esposa
de Zeus este era un acto abominable y es por eso que manda a la esfinge
(existen variadas versiones de su origen como que es la hija de Equidna víbora con
cuerpo de mujer, cola de serpiente y Ortro el perro de varias cabezas auqnue en
otras versiones se dice que es hija de Tifón, el hijo menor de Gea y Tártaro),
para castigar la ciudad.
La Esfinge era un monstruo femenino al que se le atribuía
rostro de mujer; pecho, patas, y cola de león; y además tenía alas como un ave
de rapiña. Así es que esta se establece en una de las montañas al oeste de
Tebas y desde allí devoraba a todos los seres que estuviera a su alcance
mientras atormentaba al país.
Edipo en su camino hacia Tebas tuvo la mala suerte de encontrarse
con un carruaje en un lugar estrecho, el conductor le grito de mala manera que
se retirara a lo que Edipo también discutió, el conductor avanzo y lo atropello.
Tan pésimo era su humor en ese momento por las cosas que le estaban pasando y
tanta rabia llevaba en su interior que Edipo y el conductor terminaron peleando
hasta que Edipo le dio muerte. Dicho conductor no era otro que el rey Layo, su
verdadero padre, aunque Edipo aún no lo sabía.
Tiempo después, (Edipo pensó que era mejor no llegar aún a
la ciudad por si descubrían su crimen), cuando ya había vuelto a encomendar sus
pasos hacia Tebas, encontró a las puertas de ésta a la temida Esfinge, la cual
planteaba adivinanzas o enigmas a todo aquel que pasara. El no dar la respuesta
correcta suponía ser devorado por el monstruo mitológico. La pregunta era:
-"¿Qué ser que
camina sobre la tierra lo hace primero a cuatro patas, después a dos y luego,
cuando se vuelve débil utiliza tres patas?"- preguntó con desidia la
Esfinge, segura de su fácil victoria.
- "El hombre, pues gatea de niño, camina sobre sus dos
piernas de adulto y, cuando se hace viejo, utiliza bastón"- contestó
imperturbable Edipo.
- "Existen dos hermanas. Una engendra a la otra. Ésta,
a su vez, engendra a la primera"-esta vez la poderosa voz de la enviada de
Hera adquirió un tono desafiante y provocador.
- "El día y la noche"- contestó Edipo mirándola
fijamente a los ojos.
La Esfinge, llena de ira, se lanzó al vacío suicidándose. Al
fin Tebas había sido liberada. Y la recompensa a tan grande y heroica hazaña
era la de casarse con Yocasta, la viuda del rey Layo, muerto en un camino. Y
así se cumplió la profecía del oráculo de Delfos.
El ya rey Edipo y Yocasta llegan a tener cuatro hijos, los
cuales fueron llamados Antígona, Eteocles, Polinices e Ismene. Y no fueron
malos años, pero un día una epidemia se cebó con la ciudad y Edipo acudió de
nuevo al Oráculo para conocer el origen de tanta desgracia. La respuesta del
mensajero de Apolo fue contundente: todo pasaría cuando fuera descubierto y
desterrado el asesino del anterior rey.
Edipo, preocupado por su familia, consultó al prestigioso
vidente Tiresias con la esperanza de acabar con la plaga que asolaba Tebas.
Pero lo que descubrió lo dejó perplejo y horrorizado, descubrió que aquel a
quien había dado muerte años atrás era Layo, que era su padre verdadero, que
efectivamente, tal y como le habían predicho había acabado casándose con su
madre.
La verdad era demasiado despiadada... Yocasta se suicidó al
comprender que su marido era en realidad su hijo perdido y sus hijos Eteocles y
Polinices lo maldijeron de por vida. Sólo Antígona se queda con él hasta que
muere de viejo. Viejo y ciego desde aquel fatídico día, pues al enterarse de la
verdad, Edipo se quita los ojos con un broche del vestido de Yocasta.
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1 comentarios:
q chevre me gusto mucho
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