
En el
pueblo de Monsanto en Portugal vivía una mujer llamada Ricarda, que poseía un
terrible carácter y difícil temperamento, por este motivo los vecinos del
pueblo procuraban mantener su distancia. Su trato era tan difícil que si
alguien tenía la mala fortuna de importunarla o siquiera cruzarse en su camino recibía
insultos e improperios por parte de ella, y estamos hablando de un caso extremo
ya que ni sus familiares la soportaban y por supuesto carecía de amistades.
Pero esto
no fue siempre así, pues en un tiempo el pueblo conoció la existencia de un
ermitaño que vivía en una cueva cercana al pueblo, nadie conocía el origen de
este individuo, ni siquiera su nombre pero lo que si sabían era que este poseía
un gran amor por Dios y por su creación es decir con las criaturas de la
naturaleza y ya que había que llamarlo por algún nombre, el pueblo lo llamo
Amador por el amor a sus creencias.
Este
ermitaño tenía sabiduría y por este motivo siempre era visitado por las
personas para recibir su consejo, o solo escucharlo por el simple placer de
conversar. La sabiduría de este hombre era muy apreciada por ello cuando
alguien le hacían alguna visita, siempre le llevaban alimentos y agua como una
manera de retribuirle su tiempo y darle las gracias.
Ricarda no
fue la excepción y en su soledad, la única compañía que al parecer soportaba
era la de Amador, por ello le visitaba frecuentemente y nunca se portó mal con él,
cosa que no ocurría con las demás personas con quienes seguía teniendo la misma
actitud. Siempre se quejaba de los que lo rodeaban y les mostraba la paja del
ojo sin ver el tronco que tenía en el suyo. Por un tiempo esto se mantuvo hasta
que un día solo se supo que Ricarda se fue del pueblo y nadie supo a donde pero
tampoco la extrañaron y fue un respiro para todos.
Así paso un
tiempo, sin embargo un día Ricarda volvió al pueblo, demostrando en poco tiempo
que su carácter no había cambiado, pero no vino sola, en sus brazos cargaba un
niño pequeño. Nadie la recibió con buen agrado excepto Amador que la atendió
con cariño y al ver al pequeño se emocionó de tal manera que pidió bautizarlo,
sin embargo Ricarda se negó.
No quiso
escuchar razones de Amador para que el pequeño recibiera el sacramento del
bautizo, incluso alego que prefería que los demonios se la llevasen pronto para
no tener que escuchar ni siquiera el llanto del pequeño.
Pero fue
justo en ese momento y antes de que terminara la oración, se levantó un fuerte
viento que envolvió a Ricarda, a Amador y al niño mientras que unas extrañas
nubes oscurecían el día en un cielo rojizo y amenazador, mientras el fuerte
viento traía carcajadas demoniacas. Mientras en temor crecía a cada segundo,
debajo de Ricarda se abrió el suelo y esta cayo teniendo aun al niño en sus
brazos, pero antes de que el niño también desapareciera en la tierra Amador
logro sostenerlo y llevarlo a su pecho. Su reflejo fue perfecto sin embargo en
un segundo una fuerza invisible lo mando a él con el niño contra una roca como
si este extraño acontecimiento reprobaba no haber podido llevarse al niño.
Sin embargo
poco a poco todo volvió a la calma, hasta que el sol volvió a salir, y en el
suelo no quedaba rastro de que hubiera aparecido agujero alguno, Amador decidió
que cuidaría al niño y no se preocupó de nada mas, pues al parecer las
necesidades del pequeño eran atendidos por el universo, un ejemplo es que
extrañamente, desde ese momento todas las noches, aparecía en la puerta de su
cueva un venado quien daba de mamar al niño, así este creció fuerte y sano y siguió
los pasos del ermitaño quien lo salvo y cuido el resto de su vida.
El pueblo
los considero como los santos de Monsanto y es por eso que se levanta la
capilla en su honor.
Las imágenes
fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o dueños, solo se
han colocado como información y guía del tema que estamos tratando.
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