
Al
principio, solo había oscuridad por eso el pueblo warao en la oscura noche les
era más difícil buscar alimentos, su único momento de poca iluminación era
cuando usaban el fuego con un poco de madera seca que encontraban.
No tenían ningún
concepto del día y la noche ya que todo era una noche eterna y era lo normal. Con
ellos había un hombre que tenía dos hijas quien se enteró en un momento que existía
un joven que era el dueño de la luz.
A su hija
mayor le dijo:
-Ve donde
está el joven dueño de la luz y me la traes.
Ella tomo
un cesto de boca ancha y partió, pero fue difícil llegar a su destino, habían muchos
caminos y decidió ir por uno de ellos, así en un tiempo llego a casa del
venado. Se conocieron y se entretuvieron jugando un tiempo, al final volvió por
donde había venido y volvió a casa de su padre, pero no llevaba la luz.
El padre decidió
que sería la hija menor quien haría el trabajo asi que le dijo:
-Ve donde
está el joven dueño de la luz y me la traes.
La hija encontró
los variados caminos, decidió ir por uno que por gracia de la pura suerte era
el correcto, ella solo siguió y después de mucho andar llego a una casa que era
del joven dueño de la luz.
Al
encontrar al joven le dijo:
Vengo a
conocerte, a estar contigo y a obtener la luz para mi padre.
El dueño de
la luz le respondió:
-Te
esperaba. Ahora que llegaste, vivirás conmigo.
El joven tenía
con él una caja especial hecha de juncos y con mucho cuidado la abrió, de
pronto una luminiscencia salió de la caja envolviéndolo todo, primero los
brazos del joven luego sus dientes se volvieron muy blancos, todo estaba
iluminado al igual que los ojos y el cabello de la muchacha.
Así fue que
ella tuvo una idea de lo que era estar bajo la luz, en un momento el joven volvió
a cerrar la cajita y la guardo. Cada día que estuvieron juntos el joven sacaba
de su cajita la luz para divertirse y pasarla bien con la muchacha, pasaban el
tiempo jugando con la iluminación y estaban bien. Pero la hija recordó que tenía
que volver con su padre y llevarle la luz que había venido a buscar.
El dueño de
la luz ya se sentía cercano a la muchacha y se la obsequio diciendo:
-Toma la
luz. Así podrás verlo todo.
La muchacha
regreso con su padre y le entrego la luz que estaba encerrada en el torotoro o
la cesta que tenía; el padre abrió la caja y la coloco en uno de los troncos que
sostenían la vivienda. Los rayos de luz comenzaron a avanzar iluminan todo,
primero el interior de la vivienda, luego salió hasta llegar al rio, las hojas
de los mangles y los frutos del merey.
En los
distintos pueblos a los lados del rio Orinoco se contó que existía una familia
que tenían luz y comenzaron a ir por grupos a conocerla. Llegaron en sus
curiaras que eran unas pequeñas embarcaciones de vela, la gente desde el caño
Araguabisi, del caño Mánamo y del caño Amacuro. Curiaras y más curiaras llenas
de gente y más gente.
Llegó un
momento en que la vivienda ya no podía soportar el peso de tanta gente
maravillada con la luz. Y nadie se quería marchar porque no querían seguir
viviendo a oscuras, la claridad hacia que la vida fuera más agradable. Por fin,
el padre de las muchachas no pudo soportar más a tanta gente dentro y fuera de
su casa dijo:
-Voy a
acabar con esto, si todos quieren la luz, allá va.
Y de un
fuerte manotazo, rompió la caja y lanzó la luz al cielo. El cuerpo de la luz
voló hacia el Este y la caja hacia el Oeste. Del cuerpo de la luz se hizo el
sol. Y de la caja de juncos en que la guardaban, surgió la luna.
De un lado
quedó el sol y del otro, la luna. Pero como fue lanzado con mucha fuerza
del brazo, el sol y la luna marchaban muy rápido. El día y la noche eran muy
cortos, amanecía y oscurecía a cada rato.
El padre
tuvo una idea y le dijo a su hija menor:
-tráeme una
pequeña tortuguita.
La hija la
busco y se la entrego, cuando el padre la tuvo, espero a que el sol estuviera
sobre su cabeza y le lanzo la tortuguita diciendo:
- Toma esta
tortuguita. Es tuya, te la regalo. Espérala antes de dejar pasar a la luna.
Desde ese
momento, el sol se puso a esperar al morrocoycito. Y al otro día, cuando
amaneció, el sol iba poco a poco, como el morrocoy, como anda hoy en día, alumbrando
hasta que llega la noche.
Las imágenes
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tratando.
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