lunes, 10 de octubre de 2016

Leyenda del Rey Elinas y del hada Pressina

En la antigua Escocia, cuando se le llamaba tierras de Albania, vivía el rey Elinas quien había quedado viudo, para consolar la tristeza que le embargaba se distraía cazando en soledad, en sus pensamientos el amor, ya era una etapa que nunca más volvería a tocar su corazón y lo aceptaba.


En un día como cualquiera, se acercó sediento a una fuente y escucho un hermoso canto en el aire, al asomarse para observar mejor vio a una bella mujer que reflejaba sin palabras la belleza misma del canto una relación entre ambos que no podía explicarse con palabras. El rey se enamoró al instante de ella, su nombre era Pressina y no solo eso… ella era un hada. Al rey no le importó y pidió que se casara con él, ella acepto pero con una condición: “no me vayas a visitar cuando esté dando a luz” es lo que le dijo a su futuro esposo.

El rey y el hada contrajeron nupcias y pasaron hermosos momentos juntos, poco después ella quedo embarazada y cuando llego el momento de dar a luz, se encerró en su cuarto. Ahí tuvo tres hijas en un solo parto a las que llamo, Melusina, Melior y Palatina.

El rey festejaba y desbordado de alegría ya no pudo esperar más y quiso conocer a sus hijas, olvido la condición impuesta por el hada e ingreso a los aposentos en el preciso instante en que su reina bañaba a sus recién llegadas hijas. Pressina enfureció y cargando a sus tres hijas desapareció del lugar, así es que se escondió en una isla desde la cual podía verse las tierras de Albania. No perdono la traición de su esposo y no quiso que sus hijas crecieran sin saber que por la culpa de su padre este ya no formaba parte de la felicidad de ellas.

Las tres hermanas fueron creciendo y odiando al mismo tiempo el recuerdo de su padre, cuando tuvieron la edad para razonar, planificaron vengarse de el en secreto. Tenían quince años cuando fueron a Albania y secuestraron al rey y lo llevaron a la montaña más alta Brandelois.

Contentas volvieron a su casa y le contaron a su madre la hazaña que habían hecho, sin embargo Pressina no compartió su alegría. Completamente encolerizada se enfadó en especial con Melusina a la que culpo más que a las otras por este arrebato, y en su ira le mando una maldición convirtiendo la parte inferior de su cuerpo en serpiente condenándola a vagar por el mundo hasta que algún hombre quisiera casarse con ella con la condición de que no debían de verse nunca un sábado.

Desde ahí a Melusina… bueno lo que le paso es otra historia que contaremos en otra publicación…



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