
En un día
como cualquiera, se acercó sediento a una fuente y escucho un hermoso canto en
el aire, al asomarse para observar mejor vio a una bella mujer que reflejaba
sin palabras la belleza misma del canto una relación entre ambos que no podía explicarse
con palabras. El rey se enamoró al instante de ella, su nombre era Pressina y
no solo eso… ella era un hada. Al rey no le importó y pidió que se casara con él,
ella acepto pero con una condición: “no me vayas a visitar cuando esté dando a
luz” es lo que le dijo a su futuro esposo.
El rey y el
hada contrajeron nupcias y pasaron hermosos momentos juntos, poco después ella
quedo embarazada y cuando llego el momento de dar a luz, se encerró en su
cuarto. Ahí tuvo tres hijas en un solo parto a las que llamo, Melusina, Melior
y Palatina.
El rey
festejaba y desbordado de alegría ya no pudo esperar más y quiso conocer a sus
hijas, olvido la condición impuesta por el hada e ingreso a los aposentos en el
preciso instante en que su reina bañaba a sus recién llegadas hijas. Pressina enfureció
y cargando a sus tres hijas desapareció del lugar, así es que se escondió en
una isla desde la cual podía verse las tierras de Albania. No perdono la traición
de su esposo y no quiso que sus hijas crecieran sin saber que por la culpa de
su padre este ya no formaba parte de la felicidad de ellas.
Las tres
hermanas fueron creciendo y odiando al mismo tiempo el recuerdo de su padre,
cuando tuvieron la edad para razonar, planificaron vengarse de el en secreto. Tenían
quince años cuando fueron a Albania y secuestraron al rey y lo llevaron a la
montaña más alta Brandelois.
Contentas
volvieron a su casa y le contaron a su madre la hazaña que habían hecho, sin
embargo Pressina no compartió su alegría. Completamente encolerizada se enfadó
en especial con Melusina a la que culpo más que a las otras por este arrebato,
y en su ira le mando una maldición convirtiendo la parte inferior de su cuerpo
en serpiente condenándola a vagar por el mundo hasta que algún hombre quisiera
casarse con ella con la condición de que no debían de verse nunca un sábado.
Desde ahí a
Melusina… bueno lo que le paso es otra historia que contaremos en otra publicación…
Las imágenes
que se muestran fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o
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tratando.
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