
En las murallas se construyeron garitas o torrecillas
separadas por un trecho entre ellas, dentro de estas los soldados hacían guardia
día y noche. Todas las noches los centinelas se mantenían despiertos gritándose
entre ellos en cada ronda, mientras el cielo era oscuro solo se escuchaba:
- ¡Centinela alerta! - le gritaba uno, y el más cercano
respondía:-¡Alerta está!
Casi todas las garitas tenían la misma distancia entre
ellas, pero había una que si estaba distante pues esta se encontraba sobre un
acantilado profundo en el extremo de la bahía. El mar por las noches creaba
rumores que daban la impresión de entidades fuera de este mundo que se reunían
justo hay para hablar y susurrarse entre ellas.
Entre los vigías había un soldado apellidado Sánchez y apodado
“Flor de Azahar”, porque el azahar era una flor muy blanca al igual que la piel
del soldado. Ocurre que en esa noche a Sánchez le toco vigilar en esa garita y
como es la costumbre llegada la hora se comienza a escuchar los gritos y sus
contraseñas entre los vigías cada cierto trecho, sin embargo cuando le tocó el
turno al soldado Sánchez no se escuchó ninguna respuesta.
Solo el ruido del viento y del mar en un eterno murmullo rompía
el silencio, sus compañeros comenzaron a preguntarse que estaba sucediendo,
pero también temían a lo desconocido y más aun en la oscuridad de la noche así
que en guardia esperaron a que amaneciera.
Al salir el sol todos salieron rumbo a la garita a ver qué había
pasado, pues fue la única que permaneció muda toda la noche, al llegar
encontraron el fusil, la cartuchera y el uniforme completo del soldado Sánchez.
Buscaron por todos lados pero no había rastro de él, los
soldados comenzaron a proponer hipótesis de lo que había pasado y con los
supersticiosos que eran, comenzaron a pensar que un demonio o el mismo diablo
se había llevado a Sánchez por los aires, por este motivo comenzaron a llamar a
ese puesto de guardia como “la garita del diablo”. El rumor de lo que había pasado
comenzó a contarse pero había un secreto que nadie sabía en ese momento… aquí va….
El soldado Sánchez era una persona simpática, atractiva que pertenecía
al regimiento de caballería, además de ser muy buen músico con la guitarra. Sánchez
tenía una especie de relación lejana con Diana, una mestiza muy hermosa, ambos
estaban enamorados pero solo se conformaban con mirarse a la distancia.
Mientras que a Sánchez, su ordenanza le prohibía acercarse a
ella, a Diana le prohibía su madre de crianza que era muy estricta. Con el
tiempo encontró una manera de comunicarle sus sentimientos, así que por las
noches cuando no estaba de guardia, tocaba la guitarra y cantaba diciéndole en
una canción los sentimientos que el tenia por ella y ella comprendía.
Una noche le canto un mensaje que solo ella comprendía y que
decía:” Mañana cuando anochezca, vete a buscar a tu amor, porque lejos de tus
brazos se le muere el corazón.”
La noche siguiente Diana salió a escondidas y calladita fue
en busca de su amor, cuando se encontraron en la garita se fundieron en besos y
palabras de amor, decidieron huir lejos y vivir juntos para siempre.
Diana le había llevado ropa de civil y el al final dejo todo
lo que le pertenecía al regimiento y a la guardia, así en la oscuridad de la
noche sin hacer el menor ruido ambos huyeron hacia la sierra a los bosques de
Luquillo.
Separados del resto de la isla construyeron su hogar y
vivieron felices el resto de sus días.
La garita permaneció con el sobrenombre de “garita de diablo”,
pero lo curioso es que dicen que en las noches se escucha el rasgueo de una
guitarra y una risa que se pierde en el murmullo del viento con el mar, tal vez
a pesar de los siglos, la pareja perdida aún se ríe de los que llaman a ese
lugar con un apodo tan oscuro.
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del tema que estamos tratando.
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