
Como hemos mencionados, antes los bandidos acampaban al lado
de los caminos en España y asaltaban a sus anchas a cualquier viajero con
quienes se topasen, en ese mundo oscuro un hombre alcanzo la peor fama que
superaba con creces a sus bribones colegas, se le llamaba el Zamarrilla.
Tal fue el alcance de su fama por las acciones temerarias
que realizaba que pronto tenia a todas las autoridades de la región sobre él,
sus fechorías ya habían colmado la paciencia de todos y pronto hubo planes de
captura que incluso ignoraban a otros bandidos solo por cazarlo a él como de lugar.
Pronto el Zamarrilla fue acorralado, sin embargo por su gran
conocimiento de la zona logro escabullirse de sus perseguidores pero sabía que
no sería por mucho tiempo, lo rastreaban muy de cerca y era cosa que en
cualquier momento caería en sus manos. Así tras cabalgar cierta distancia llego
a una pequeña ermita y busco refugio en el interior esperando perder a los
alguaciles.
Sin embargo en la pobre ermita no había muchos lugares que
le propiciaran ocultamiento, sin embargo al observar mejor el lugar se dio
cuenta que el mejor lugar para esconderse era debajo del manto de la Virgen y ahí
se metió.
Las autoridades llegaron al lugar y registraron todo pero no
pudieron encontrarlo, llegaron a la conclusión que el Zamarrilla les dio el
esquinazo y que seguro seguía huyendo así es que se marcharon a otros posibles
lugares donde hubiera ido.
El Zamarrilla no podía creerlo, permaneció un gran rato ahí ya
que se sentía a salvo, después abandono ese inusual escondite no sin antes
agradecer a la Virgen su protección. Vio unas rosas blancas que crecían en el
mismo camino de la ermita así que corto una y la clavo en el manto de la virgen
como agradecimiento, sin embargo en ese momento la rosa blanca se volvió poco a
poco de un color rojo vivido.
El bandido quedo perplejo como asustado y con la poca fe que
tenía dentro pero que existía se arrodillo ante la imagen de la virgen y rogo
por su perdón.
En su mente repaso poco a poco todas sus fechorías y se sintió
avergonzado de la vida que había llevado hasta ese momento, desde ahí el
Zamarrilla dedico el resto de sus días a vivir como ermitaño, ofrendando de vez
en vez una rosa roja a la Virgen.
Esto fue así, hasta que un día el corrió la misma suerte que
otros corrieron en sus manos en sus días de bandolero, fue asaltado por unos
bandidos, sin embargo a pesar de su avanzada edad pudo enfrentarse a ellos pero
resulto herido de muerte.
En sus últimos momentos pensó en ofrendar su última rosa
roja a la Virgen y con escazas fuerzas así lo hizo, engancho una rosa roja en
el manto pero en ese momento pudo contemplar como la rosa roja enganchada que aún
no soltaba perdía el color hasta volverse totalmente blanca. Comprendió que al
final después de tantos años de penitencia había sido perdonado por su mala vida
anterior.
Actualmente aún se levanta esta antigua ermita llamada
ermita de la Virgen de la Amargura, pero también tiene otro nombre, Ermita de
Zamarrilla, dentro hay una Virgen que luce una rosa roja durante todo el año
con excepción del viernes santo donde cambian la rosa roja por una blanca.
Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen
sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía del
tema que estamos tratando.
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