miércoles, 16 de noviembre de 2016

El legendario país de Cucaña

En algún momento de la edad media avanzando luego a la edad moderna (no se ubica aún el tiempo aproximado) corrió un rumor acerca de un país mitológico, donde todos los deseos eran instantáneamente gratificados, no era necesario trabajar y nunca faltaba alimento, este era el país de Cucaña, también llamado País de Jauja o Jauja, veamos mas de esta leyenda.



Podrías ser que el nombre cucaña viniera del latín coquina que significa cocina o del germánico kuche que también alude a algo cocinado como los pasteles, lo concreto es que se estableció que la palabra procede de cocagne, un nombre dado a pinturas pastel obtenidos de la planta cocagne y se designo a la región del Lauragais en Francia productora de cocagnes y que para su tiempo era rica y de buen vivir.

Sin embargo la leyenda urbana de su tiempo creció y se comenzó a contar que ese país maravilloso carecía en todo sentido el concepto de trabajo, algo inimaginable y solo un sueño para su tiempo medieval donde todos estaban obligados a trabajar en duras condiciones.

La comida abundaba en esta tierra imaginaria, las preocupaciones y responsabilidades no tenían lugar y prácticamente todos disfrutaban de lujos y manjares sin mucho esfuerzo. Es normal pensar que este mito surgió de una sociedad golpeada por la opresión, castigada por el hambre, las enfermedades y la miseria en general.

Las leyendas decían que la forma de entrar al País de Cucaña era horadando una gran montaña de papilla hasta alcanzar el otro lado, al llegar veías ríos largos, algunos de vino y otros de leche, altas montañas hechas de queso y hasta arboles que no daban frutos sino pasteles y lechones asados listos para la degustación. La vida  aquí era así, comer y pasar grandes periodos para descansar digiriendo lo que comieras, si lograbas encontrar la entrada ya eras un ciudadano mas de este país, no había distinción ni prejuicio alguno.

Este mito o la idea del mito paso el océano hasta llegar al antiguo imperio del Tahuantinsuyo, cuando los conquistadores descansaron en la ciudad de Jauja, la cual en ese tiempo era sede de enormes tampu o depósitos, y ellas estaban repletas de riquezas, ropajes, alimentos y bienes variados todo en un solo lugar almacenado por los Incas. Jauja pasaría a conocerse como el país de Jauja que es el sinónimo de riqueza y abundancia, siendo tal vez este motivo la base para que el mito del “país de Cucaña” después de 1533 diera origen al mítico "país de Jauja".


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