miércoles, 30 de noviembre de 2016

La cólera del Lanín

Aquí les traigo una antigua leyenda mapuche, que nos habla sobre una creencia de los andes, y sobre los poderosos espíritus que residen en ellos, siendo el del Volcán Lenín el que nos interesa en este relato, veamos más de este tema.





Desde tiempos inmemoriales, los habitantes de los andes saben que en todas esas montañas existen seres que las habitan, seres poderosos a los que les dicen Pillañ, la esencia espiritual de un valiente lonko o cacique. Este también es el caso del volcán Lanín incluso antes que se supiera que este era su nombre, pues en él un espíritu de nombre Lanín reside, el cual murió en batalla contra los invasores del Arauco, su esencia se transformó en un espíritu defensor de la naturaleza muy agresivo aunque justo en sus acciones.

Ocurrió un día que una partida de guerreros de la tribu huiliche de Huanquimil, llegaron al lugar por la necesidad de carne para alimentar a su gente al igual de pieles para soportar el invierno, estos venían de muy lejos buscando manadas de huemules su principal fuente de alimento, vestimenta y toldos para sus casas tribales o rukas.

Llegaron a esta región, sin saber quién controlaba la zona y cuidaba la naturaleza del lugar, poco a poco ascendieron por la ladera del volcán hasta llegar a buena altura, siguiendo el rastro de los evasivos animales.

Es entonces que el Pillañ, furioso por la invasión de su territorio, con su poder hizo erupcionar el volcán como nunca se había visto en esa región. Así pues de su sueño letárgico de siglos el volcán despertó y se sacudió arrojando ardientes cataratas de lava que rodaban las laderas del mismo, todo lo que encontraba quedaba calcinado a su paso, mientras dantescas llamaradas y piedras candentes salían desprendidas por todos lados.


Los cazadores desconcertados, esquivaban las grietas que aparecían bajo sus pies, y al no poder continuar de esa manera pidieron el consejo de la machi, la sacerdotisa y curandera mapuche pues su opinión y decisión era crucial en cualquier debate importante y este era uno de ellos.

La decisión de la machi fue dramática y terminante, pues la furia del Pillañ así lo demandaba y para calmar su cólera, era preciso sacrificar una virgen la cual debía ser la más apreciada y querida de la tribu, este triste destino recayó en una sola candidata, Huillêfün que era la hija menor del cacique.

El cacique quedo destrozado por la pena, pero no pudo hacer otra cosa  pues el destino de todo el pueblo dependía de este sacrificio, por eso acepto la terrible sentencia y su hija fue preparada para ser arrojada viva al insondable lago de lava ardiente que bostezaba en la parte inferior del cráter del volcán.

El encargado de esta terrible sentencia, debía ser el guerrero más joven que hubiera recibido armas rituales, el cual era designado por los dioses, esto recayó en el valiente Talka quien no acepto de buen agrado la elección y por ello estaba profundamente afectado ya que en su corazón amaba secretamente a Huillêfün y no fueron pocas las veces que imaginaba el momento en que el solicitara el matrimonio a su padre.

Ambos fueron preparados por el consejo de Machis, entonces Talka tomo el cuerpo de la joven en sus brazos y ascendió con ella a la montaña donde el Pillañ soltaba fuertes vientos, pero a todo esto la joven Huillêfün no dejo escapar ninguna voz de protesta ni queja alguna.

Cuando llego a la cima el joven Talka con el corazón destrozado y sin poder evadir su destino dejó en el suelo el cuerpo de la joven y comenzó a volver sus pasos rumbo al valle, a reunirse con su gente dejando a Huillêfün abandonada a su suerte.

Una última vez quiso ver el rostro que tanto amaba y al volverse pudo observar como un majestuoso cóndor se acercaba con un brillo en los ojos que semejaban llamaradas encendidas, tan ardientes y rojas como las que desataba el volcán con la furia del Pillañ.

Sin detenerse en el vuelo, planeo directamente sobre la joven y la tomo entre sus garras a pesar del desesperado grito de Talkan. Así el cóndor la llevo hasta lo más alto sobre el cráter y la arrojo sobre la masa ardiente acumulada.

De pronto unas inmensas nubes de humo y vapor oscurecieron el cielo formando densas neblinas, en un momento una espesa nevada cubrió toda la superficie del cráter y las laderas del volcán y el valle, formando un blanco manto del mismo color que había cubierto antes las ropas del cuerpo virgen de Huillêfün.

Este sacrificio y la resignación de Talka parecieron apaciguar para siempre la cólera del pillañ, pues desde ahí ha reinado un ambiente calmado así como pacífico, todo dominado por la blancura del manto de Huillêfün, y desde ahí hasta nuestros días, el volcán fue reconocido como Lanín, nombre que significa hundimiento o grieta.


Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o dueños solo se han colocado como información y guía del tema que estamos tratando.
Si te agrado este articulo, no olvides suscribirte a la página Aquí



0 comentarios: