
Sin embargo la seducción de este joven sobrepasaba cualquier
tipo de escrúpulos, siempre en búsqueda de obtener sus favores carnales que las
jóvenes estaban dispuestas de compartir, al final el las dejaba de lado sin ningún
tipo de remordimiento, mostrando su verdadera personalidad.
Sin embargo su florida conversación, dotes de oratoria,
trato refinado y de mucho atractivo, era difícil de evadir o pasar por alto al
menos a la mayoría de féminas por no decir todas, simplemente el joven era
encantador.
Un día a la ciudad llego una bella forastera, su hermosura
llamo la atención de los hombres que se cruzaban con ella, incluso las mujeres
se prendaban de sus finos rasgos y su caminar coqueto. Su nombre era Diana, y
mientras pasaban los días su fama iba en aumento, demás está decir que el joven
mujeriego también se fijó en ella.
Cautivado por los encantos de la chica, el joven intento
entablar conversación, de esta manera llegar a un tipo de relación para así
poco a poco ganar una nueva conquista, tener a la mujer más codiciada de la
ciudad.
Diana por su parte se dio cuenta de las intenciones del
joven es por eso que rechazo todas las invitaciones que recibió de él, también ignoro
los halagos y las galanterías sin miramientos. Aun así el joven no se daba por
vencido, cada día inventaba nuevas tácticas de conquista sin embargo cada día recibía
rotundas negativas.
Una mañana que justamente era la víspera de todos los
santos, cuando el joven ya no sabía qué hacer, recibió una carta de la mujer
que le quitaba el sueño, Diana y en ella lo citaba en la puerta de la ermita de
las angustias. La carta terminaba diciendo que en esa noche de los difuntos
ella seria suya.
No podría describir la emoción que tenía el joven, por fin
su desesperación y los tortuosos meses que paso en su intento de conquista iba
a llegar a su fin. Aunque esa noche comenzaron a escucharse truenos y la lluvia
empezó, él fue rápidamente al lugar del encuentro.
Al llegar vio a Diana esperándole, vestida con hermosas
prendas, que aumentaba el deseo del joven, llego a ella y comenzó a besarla en
todos los lugares donde su blanca piel estaba expuesta, así la lujuria fue en
aumento hasta que intento arrancar una parte del vestido.
Los truenos se escuchaban más fuertes y fieros, mientras que
los jóvenes solo tenían pensamientos para la lujuria, así la mujer se levantó
la falda y el joven no pudo más que ir por ese camino intentando desabrochar
los chapines alto. Pero en ese momento en la oscuridad un rayo ilumina todo el
panorama y así el joven ve que Diana en vez de pies tenía pezuñas. El joven
eleva la mirada y ve que en vez de La hermosa mujer ante él estaba el mismo
Diablo el cual se carcajeaba al ver la expresión del joven.
El joven se arrastró asustado lo más rápido que pudo intentando
gritar y alejarse hasta que alcanzo la cruz que había en la puerta de la
ermita, así se abrazó a ella esperando que su Dios lo salvara de la bestia que
lo había engañado. El Diablo lo persiguió y justo en el momento que este
abrazaba la cruz, la bestia le propino un zarpazo que rozo su hombro y que
araño parte de la piedra de la cruz.
El joven sintió el dolor pero siguió aferrado, lentamente
fue abriendo los ojos para darse cuenta que estaba solo, sin embargo vio la
marca que había quedado en la piedra de la ermita. Aun en la actualidad quienes
van a la ciudad de Cuenca, pueden ver la marca en la piedra de la cruz en la
ermita de Cuenca, la que también se le conoce como la cruz del Diablo.
Video Narrado.
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