
Antiguamente, la tierra era muy joven y sobre ella no existía
nada, solo era una inmensa pampa desolada. Temakuel el padre del universo,
mando a su hijo Kenós, un enorme coloso de unos treinta y ocho metros de altura
a la tierra para que le diera forma y la llene de vida a toda la superficie del
mundo.
Kenós al pisar por primera vez vio una gran desolación y él
estaba en medio de ella, entonces supo que necesitaría alguien para compartir y
entretenerse, dirigió su vista al cielo. Temakuel que lo observaba sintió su
lamento entonces le imbuyo de otro poder, la capacidad de crear otros dioses del
mismo nivel que Kenós, grandes y semejantes.
Kénos se puso manos a la obra, asi pronto contó con tres
hermanos, colosos grandes como el, llamados Cooj, Cenuque y Taiyín. Los cuatro
recorrieron toda la pampa de arriba abajo poniendo montañas donde no existían, llenándola
de blanca nieve en sus cumbres, poniendo verdes bosques en sus bases, creando
animales grandes al igual que pequeños, los que salen de día y de noche, para
que habiten todo lo creado.
Crearon nuevas plantas, entre ellas las que tienen raíces para
afirmarse por si solas y aquellas que cuelgan largas y flotantes desde los árboles,
así pues cada una de las criaturas que dan vida y forma a la tierra fueron
establecidas por Kenós, Cenuque, Cóoj y Taiyín.
Pero esta no fue una labor sencilla, fueron largas travesías
por distintos parajes junto a un gran esfuerzo en cada cambio y forma, pronto
Kenós sintió el agotamiento en su cuerpo sintiendo por primera vez la sensación
de la vejez en él, entonces llamó a sus tres hermanos para avisarles que había llegado
su tiempo para morir. Les pidió que lo acompañaran al sur, pues es mirando al
Sur la forma como muere un guerrero.
Al llegar al lugar elegido, les indico la forma como debían sepultarlo,
a tres pisos bajo el suelo mirando al cielo a Temakuel. Vio a sus tres hermanos
tristes, ancianos y cansados y les dijo: “todas las formas tienen su tiempo,
esperen y verán”.
Sin embargo los hermanos que lo enterraron poco tiempo
estuvieron tristes, pues a las tres semanas con gran alegría vieron como Kénos
se paraba con sus propios pies. Así era el poder de estos colosos inmortales, podían
volver a ser jóvenes después de un tiempo de muerte cuando llegaban a la vejez,
así comprendieron algo más sobre la vida y la muerte de las cosas.
Muchos siglos vivieron estos gigantes de Tierra del Fuego
transformando la enorme pampa original en el mundo que hoy conocemos, con sus
millares de senderos y agregando miles de colores. Su tarea ya casi estaba
terminada cuando en eso Cóoj que era el más enérgico y puro, se acercó a Kenós
y le dijo: “amigo, nuevamente ha llegado mi hora de reposo, pero esta vez no
deseo volver a renacer. Mi cuerpo está cansado y mi caspi anhela su sitio final
junto a Temakuel nuestro creador”.
Kenós lo miro con tristeza pues sabía que su naturaleza
inmortal no les permitía estar eternamente junto a Temakuel, pues ellos existían
por toda la eternidad para cumplir y permanecer en la misión para El, y para
seguir con sus obras de creación. Le dijo finalmente que el reposo de su caspi
no estaría eternamente con Temakuel sino que solo encontraría su lugar definitivo
aquí en la tierra o en el espacio cósmico de las estrellas siendo una más entre
todas.
Cóoj lo escucho pero no supo que decir, tal vez porque supo
que se había equivocado o porque no había comprendido el significado de ser
inmortal, con el corazón lleno de tristeza se retiró a llorar su pena, camino
hacia el este solitario derramando torrentes de lágrimas. Los gruesos goterones
rodaron por sus pómulos y cayeron sobre la tierra cubriéndola de agua salada llena
de amargura, esta agua no pudo ser secada rápidamente por el calor del sol y
asi este llanto inundo profundas quebradas y valles en oriente, rebasando
incluso los límites de las altas cumbres hundiéndolas.
Tanta fue su pena que cuando se detuvo para volver su mirada
hacia el oeste y regresar con Kenós, no vio las tierras que había caminado en
su peregrinar, estas lagrimas formaron grandes lagos en algunos lugares que después
fueron llenados por el agua de las nieves y por glaciares que las congelaron
cubriendo toda la superficie con una gran capa de hielo, se dio cuenta entonces
como el norte se enojó con el sur y vio Cóoj el resultado de su último trabajo
comprendiendo cual era el destino final de su caspi, entonces reciclando su
cuerpo, beso por última vez la roca seca y se sumergió…
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