sábado, 3 de diciembre de 2016

El Millalobo una leyenda chilena

Una antigua leyenda chilena nos dice que en lo más profundo del mar vive una extraña criatura semihumana llamada el Millalobo, concebido bajo la protección de Coicoi-vilu el espíritu de las aguas, pero veamos más de esta leyenda.



Se cuenta que el Millalobo fue concebido en amoríos entre una hermosa mujer y un lobo marino en el tiempo en el que las aguas del mar invadieron la tierra. Se le describe como una gran foca pero con un rostro que se asemeja al del hombre con rasgos marinos. La parte superior es humanoide con un tórax fuerte, pero el resto del cuerpo si tiene un aspecto más de lobo marino.

Todo el cuerpo está cubierto de un corto pero brillante pelaje color amarillo oscuro, por eso su nombre deriva de milla que quiere decir oro, una traducción seria lobo de oro.

Se dice que en las profundidades, comparte su vida con la Hunchula, hija de una vieja machi llamada Huenchur y que cuando el clima es tranquilo, pacífico y solitario, salen a las costas con la intensión de disfrutar del hermoso sol que todo calienta.

Según cuentan, el Millalobo fue investido por Coicoi-vilu como el amor y señor de los mares, por ese motivo este rige a todos los seres que en ellos habitan como jefe supremo. Considerado por las fuerzas marinas como el de más alto en jerarquía y si se le pudiera comparar con alguna deidad semejante seria e dios Neptuno en la mitología griega.


Con todo este gran poder sobre sus hombros, debe regir en la vastedad del océano, delegando funciones con variados miembros subalternos encargados de cumplir los mandatos y la voluntad del Millalobo. Se puede decir que abarca desde la siembra de peces y mariscos, cuidando de su desarrollo y multiplicación, hasta dirigir mareas y controlar las calmas y tempestades.

Tambien se dice que está bajo su cargo las acciones de ciertos seres maléficos como la Vaca marina, el Cuero, el Cuchvilu y el Piuchen.

Y en las leyendas se cuenta que la unión con la machi Henchula dio frutos y nacieron la pincoya, la sirena y el pinchoy, quien como dignos hijos de su padre, ayudan a desempeñar importantes funciones en los vastos dominios de su poderoso padre en las profundidades del mar.


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