miércoles, 7 de diciembre de 2016

La Guaxa es la vampiresa asturiana

En las leyendas asturianas, también hay un espacio para los vampiros, así es el caso de la Guaxa una vampira de relatos tan antiguos que ya ninguno recuerda su nombre, lo que si saben es que es una presencia femenina que agradece desde lo más profundo de su podrido corazón ser tan vieja que ya nadie se acuerda de ella, veamos más de esta temible leyenda.



Esta vieja vampira es hábil para esconderse de día, tiene normalmente un refugio que podría ser una cueva o el tronco hueco de un árbol, donde ahí goza porque su estómago está lleno de sangre tibia de la noche anterior esperando que oscurezca para saciar de nuevo su sed incansable.

Tiene hábitos nocturnos y en la oscuridad casi nadie sabría que está ahí agazapada observando, tan sigilosa que podría confundirse con una sombra, esperando el silencio máximo de la noche para pasear a sus anchas, escabullirse en las rendijas de la puerta, la chimenea o incluso el ojo de una cerradura. Tiene sus métodos para hacerlo y una vez que este a tu lado en la cama se acerca a ti y te clava su único, largo y afilado colmillo hasta que brota la tibia sangre y esta comenzara a succionarla.

No se impacientara, no te la succionara toda, solo será un poco en esta noche y también en la siguiente y en la siguiente porque te seguirá hasta que no te quede ni una sola gota que merezca su interés. Le gustan las mujeres jóvenes y los niños, estos ni cuenta se dan mientras languidecen cada día, como si fuera una muerte natural. La gente que los ve se dan cuenta de su palidez, sus ojeras y poco a poco sus huesos que comienzan a notarse y solo pueden pensar en una cosa “se la está comiendo la Guaxa”, único apelativo que tienen para este ser aunque nadie sabe quién o qué es y como detenerla.

Si de antigüedad hablamos, dicen que es tan vieja que es de los tiempos de Adán, eso es según algunos informadores folcloristas, quienes han logrado verla, la describen como una anciana delgada, arrugada y encorvada, con la boca muy grande y con un largo colmillo sobresaliendo de su mandíbula superior. Algunos dicen que su mirada se asemeja a un búho, mientras que otros exageran diciendo que estos parecen brillar como si fueran chispas del infierno.

Mirarla directamente provoca terror y escalofríos en quienes lo hacen, eso ha ocurrido en los bosques en mitad de la noche, pero por suerte de quienes se cruzaron con ella así, esto no representa peligro ya que prefiere salir huyendo a la oscuridad a ocultarse y a lo mucho lanza una burla a quien la vio.

Por su mirada fija y penetrante en algunas partes de Asturias se la asocia con la lechuza o curuxa, un ave nocturna que dicen que su canto es de mal agüero, por eso puede ser que este derive del antiguo mito de las estirges de la mitología romana, una criatura alada que se alimentaba de sangre humana según la tradición latina.

De la Guaxa se comenzó a referirse más seguido desde que dos folcloristas Jove y Bravo la describiesen en 1897, en los 90s se volvió a recoger testimonio oral por parte de vecinos del concejo de Nava, recopilando más datos y guardando semejanza con los escritos de hace más de un siglo, entonces puede ser que la Guaxa aun este haciendo de las suyas en esas regiones.


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