
Esta vieja vampira es hábil para esconderse de día, tiene
normalmente un refugio que podría ser una cueva o el tronco hueco de un árbol,
donde ahí goza porque su estómago está lleno de sangre tibia de la noche
anterior esperando que oscurezca para saciar de nuevo su sed incansable.
Tiene hábitos nocturnos y en la oscuridad casi nadie sabría que
está ahí agazapada observando, tan sigilosa que podría confundirse con una
sombra, esperando el silencio máximo de la noche para pasear a sus anchas,
escabullirse en las rendijas de la puerta, la chimenea o incluso el ojo de una
cerradura. Tiene sus métodos para hacerlo y una vez que este a tu lado en la
cama se acerca a ti y te clava su único, largo y afilado colmillo hasta que
brota la tibia sangre y esta comenzara a succionarla.
No se impacientara, no te la succionara toda, solo será un poco en
esta noche y también en la siguiente y en la siguiente porque te seguirá hasta
que no te quede ni una sola gota que merezca su interés. Le gustan las mujeres jóvenes
y los niños, estos ni cuenta se dan mientras languidecen cada día, como si
fuera una muerte natural. La gente que los ve se dan cuenta de su palidez, sus
ojeras y poco a poco sus huesos que comienzan a notarse y solo pueden pensar en
una cosa “se la está comiendo la Guaxa”, único apelativo que tienen para este
ser aunque nadie sabe quién o qué es y como detenerla.
Si de antigüedad hablamos, dicen que es tan vieja que es de los
tiempos de Adán, eso es según algunos informadores folcloristas, quienes han
logrado verla, la describen como una anciana delgada, arrugada y encorvada, con
la boca muy grande y con un largo colmillo sobresaliendo de su mandíbula
superior. Algunos dicen que su mirada se asemeja a un búho, mientras que otros
exageran diciendo que estos parecen brillar como si fueran chispas del
infierno.
Mirarla directamente provoca terror y escalofríos en quienes lo
hacen, eso ha ocurrido en los bosques en mitad de la noche, pero por suerte de
quienes se cruzaron con ella así, esto no representa peligro ya que prefiere
salir huyendo a la oscuridad a ocultarse y a lo mucho lanza una burla a quien
la vio.
Por su mirada fija y penetrante en algunas partes de Asturias se
la asocia con la lechuza o curuxa, un ave nocturna que dicen que su canto es de
mal agüero, por eso puede ser que este derive del antiguo mito de las estirges
de la mitología romana, una criatura alada que se alimentaba de sangre humana según
la tradición latina.
De la Guaxa se comenzó a referirse más seguido desde que dos
folcloristas Jove y Bravo la describiesen en 1897, en los 90s se volvió a
recoger testimonio oral por parte de vecinos del concejo de Nava, recopilando más
datos y guardando semejanza con los escritos de hace más de un siglo, entonces
puede ser que la Guaxa aun este haciendo de las suyas en esas regiones.
Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen
sus propios autores y/o dueños solo se han colocado como información y guía del
tema que estamos tratando.
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