lunes, 23 de enero de 2017

El brujo castrado

Existe una leyenda urbana que viene al parecer de la década de los años cincuenta, muy cerca de la ciudad de Huacho una ciudad de la costa central de Perú, años en que los antiguos moradores de la campiña huachana, hablaban de sectas de poderosos brujos que habían desarrollado conjuros y se mezclaban con la gente normal viviendo así por años, pero aprovechándose de estos con sus hechizos, veamos más de este tema.


Estos antiguos moradores tenían labores de campo en la hacienda Desagravio al igual que los jornaleros del barrio de Amay, sin embargo en los meses de enero, febrero y marzo las aguas del rio Huaura crecía, por este motivo era imposible cruzar el rio algunas veces para volver a sus casas y por ende pernoctaban en la Hacienda hasta que el tiempo mejore la situación.

En esa hacienda existía un tambo donde se reunían los “timberos” listos para jugar casino y beberse todo el aguardiente de la casa, en estas noches se mezclaban los trabajadores sean de la campiña, de Hualmay o los huachanos de Amay armándose jugadas de casino hasta pasada la media noche. En este tumulto se mezclaban el olor a aguardiente, las colillas de cigarro y grandiosas partidas de cartas sean de briscan, veintiuno, setenta, noventa, casino individual o en parejas eran algunos de los juegos que mayormente se veía en partidas pactadas y con apuestas por supuesto.

Al parecer la gente de Amay era superior a la gente de la campiña y en las noches iniciales salían victoriosos ganando finalmente a los otros. Pero un extraño suceso ocurría algunas veces, pues extrañamente algunas veces cuando habían apuestas grandes y la gente de Amay estaba ganando la partida, había una pasada de chancho, es decir que un gran chancho entraba al tambo y huyendo de todo el mundo tumbaba todas las mesas de juego malogrando las apuestas y por ende se volvía  a comenzar todo de nuevo como si nada hubiera pasado.

Lo curioso es que no había chanchos en los alrededores y esto solo ocurría cuando los amayunos estaban a punto de ganar grandes apuestas y buenas jugadas. La ira creció entre ellos, pues en esos lugares sabían que existían brujos o gente con poder que bien podría estar mezclándose entre ellos para beneficiarse con sus hechizos haciendo trampas, pues ellos también tenían excelentes brujos alumnos del temido brujo hualmayuno don Juan Barbón. Por ese motivo decidieron dar una dura lección a todo el grupo rival dándoles su merecido por jugar sucio.

Parecía que el juego estaba corriendo normalmente y como solía suceder a menudo la gente de Amay estaba ganando buenas partidas, el juego se ponía cada vez más acalorado mientras las puestas iban subiendo, de pronto uno de los amayunos vio que el chancho estaba a punto de ingresar al tambo, entonces lanza una clave que es entendida por todo su grupo en el interior. Uno de los jugadores que estaba jugando y que esperaba recibir sus cartas mientras otro barajaba dijo “la noche está bien clara, propicio para capar chancho”, esto mientras los campiñeros barajaban las cartas como si no pasara nada, en eso ingresa el animal tumbando las primeras mesas que encuentra a su paso. El chino Manuel que era el dueño del tambo, con un palo intentaba espantar al animal pero los campiñeros lo estorbaban e impedían que diera un golpe pues estos sabían de la chanchada.


Pero los Amayunos ya tenían una estrategia así que se abalanzaron sobre el porcino y lograron atraparlo, entre varios lo sujetaron mientras otros impedían que los campiñeros interrumpieran, así una vez que lo tenían bien sujeto, ataron sus patas y procedieron a castrarlo.

Entre sus conocimientos sabían que solo quemando las criadillas del chancho podían saber si este en realidad era un brujo así que las quemaron, en eso una gran cantidad de chispas salió de las criadillas demostrando que efectivamente era un brujo, finalmente soltaron al chancho y lo dejaron irse este se perdió en la oscuridad.

Al día siguiente, los amayunos observaban cuál de los trabajadores faltaba a la formación antes de empezar el trabajo, pero así mientras las tareas diarias eran repartidas comprobaron que no faltaba nadie. Al día siguiente también vieron que nadie faltaba en la formación, pero al tercer día, se ausento un trabajador de San Lorenzo.

Los amayunos indagaron sobre el porqué de la falta y les contaron que este había sido encontrado muerto al parecer castrado por unos desconocidos, de esta manera comprobaron que este compañero de trabajo era uno de los brujos más famosos de todo San Lorenzo y de la campiña Huachana que quiso pasarse de listo y por eso encontró un fin poco honorable.


Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía del tema que estamos tratando.
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