
Es justo en la avenida Ocampo con la esquina de la calle
Victoria donde un escaparate de novias ya va varias décadas mostrando los
mejores vestidos de novia del momento, pues un maniquí siempre está ahí,
observando a los transeúntes pero a diferencia de cualquier otro este parece
tener vida propia, pues a primera vista pareciera que de una persona se
tratase, puedes tener dudas e irte pero una segunda mirada al maniquí puede
sorprenderte si esta te está mirando fijamente, sonriéndote o en otra posición que
no recuerdes que tenía la primera vez que la observaste.
Si puede que solo fuera tu imaginación, y supongo que pensarías
que es una locura compartir esa experiencia con alguien del lugar, pero lo
curioso es que nadie en esa ciudad te tomaría por loco, es más, algunos te felicitarían
y te dirían “Tienes suerte, no ha todo el mundo le sonríe la Pascualita”, pero
entonces ¿fue tu imaginación o no?
Esta leyenda urbana viene desde hace décadas cuando La
Pascualita o Chonita fue traída a “La Popular”
considerada la mejor tienda de vestidos de novia de Chihuahua abierta
desde el 25 de marzo de 1930. El maniquí fue traído desde Francia adquirido por
la primera propietaria Pascualita Esparza Perales de Pérez.
La belleza del maniquí no pasaba desapercibido por los transeúntes
y con el paso del tiempo la dueña la bautizo como Chonita, pero fue el pueblo
entero quien la nombro como la duela pues a su parecer ambas tenían mucha
similitud en común. Este maniquí se volvió un icono sin comparación pues los maniquís
de la época poco o nada tenían que ver con el estupendo trabajo de este en
particular, el realismo de sus acabados hechos en cera, ojos de cristal cabello
real aplicado a mano, en su totalidad un gran trabajo artesanal de gran talla
que no es raro que la nombraran “la novia más bonita de Chihuahua” título que
aun lleva el día de hoy.
Esta es la historia inicial, lo interesante del caso empezó en
la década de los sesenta cuando varios testigos en diferentes fechas comenzaron
a darse cuenta que el aparente maniquí, llegaba a moverse ligeramente, a veces
para contemplar a alguien a veces para sonreírle o hacer un gesto que no tenía,
estos rumores fueron más allá hasta el punto que se decía que Pascualita
paseaba en el interior de la tienda por las noches apreciando los demás vestidos
que se exhibían.
El asunto se agravó con el fallecimiento de la dueña, sumado
al clamor colectivo de que el maniquí tenía un misterio oculto, muchas
versiones comenzaron a circular, sobre que el espíritu de la duela de la tienda
descansaba ahora en el maniquí y que así sigue en contadas y sutiles ocasiones
jugando con las personas mediante sus gestos y cambios de miradas.
Entre algunas versiones sin sentido cuentan que la dueña
tuvo una hija que falleció justo en la boda en el altar y que la madre dolida
por la pena decidió embalsamar el cadáver y mostrarla tan bella con traje de
novia como el ultimo día que estuvo viva, una versión poco creíble ya que la
dueña solo tuvo un hijo y fue varón.
La Pascualita convoco en un momento tal multitud de gente
frente al escaparate más las versiones del supuesto embalsamamiento obligo a
las autoridades a tranquilizar a la población, iniciando una investigación y
sacando como resultado que el maniquí solo era cera y plástico.
Al parecer esto no a mermado el interés de la ciudad que aun
consideran que ese maniquí tiene un no sé qué, un secreto en su mirada, pero
hasta el momento lo único que si está comprobado es que la novia que se casa
con el vestido que luce Pascualita tiene el porvenir y la felicidad asegurada,
por eso, suelen ser los más vendidos del lugar.
Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red,
tienen sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía
del tema que estamos tratando.
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