
En los difíciles tiempos de comienzos del siglo XX, los automóviles
eran construidos principalmente en Europa y de ahí eran importados, Lima Perú
tenia cerca de 20 automóviles que paseaban en la ciudad casi todos ellos de fabricación
europea y pertenecían a familias que podían darse el lujo de poseerlos por los
altos costos.
Los vehículos que llegaban tenían entre 6 y 8 caballos de
fuerza una potencia que solo servía bien si funcionaba sobre buenos caminos pavimentados
mas no sobre terrenos variados, Lima en ese tiempo solo podía decirse que tenía
buenas pistas en la parte céntrica pero era impensable conducir a las afueras
de la ciudad.
Sin embargo vivía en la ciudad un Limeño graduado como
ingeniero de minas pero con la vocación dedicada a la mecánica y a la
electricidad, siempre experimentando con variados diseños de máquinas e incluso
motores cual científico loco en su taller ubicado en Jr. Washington 117, su
nombre era Jorge Alberto Grieve.
Hemos dibujado ya el panorama de ese tiempo el cual tenía
disconforme a Grieve, por ese motivo cuando ya había alcanzado los 30 años, decidió
aventurarse en el proyecto más ambicioso de su vida que era diseñar y construir
el primer carro en Perú y obviamente en Latinoamérica.
La idea de Grieve era crear un carro con un modelo nunca
antes visto, que esté preparado para los caminos irregulares de Perú pero que
fuera económicamente accesible para las personas. En su taller fueron creados
todos los componentes mecánicos del automóvil esto incluía el chasis, la transmisión
y el diferencial, incluso diseño y creo un motor. Lo único que tuvo que
importar fueron las llantas, el encendido y el carburador.
Después de un año de trabajo en 1908 estuvo listo el primer
carro diseñado y construido en Latinoamérica llamado “GRIEVE”, específicamente en
Sudamérica Perú con materiales nacionales. Para la época esta máquina fue
descrita como una joya de precisión mecánica. En su experiencia en
procedimientos técnicos y mecánicos y con su innovador diseño se presentó un
auto con más potencia y mucho más barato.
Para paseos tenía cinco asientos dos adelante y tres atrás siendo
los últimos capaz de retirarse si se quería llevar carga en vez de pasajeros,
el motor era de 20 caballos de fuerza y llegaba a 1800 revoluciones por minuto capaz
de vencer la dificultad de los caminos con una performance solo comparada con
la de un Renault o un Brassiere los cuales eran considerados los mejores coches
del siglo XX.
El costo de esta Joya para el público se pensó en 300 libras
la mitad de lo que costaba un carro europeo en este tiempo… todo hacía suponer
que Latinoamérica estaba entrando a una nueva era de maquinaria automotriz,
pero los grandes baches y las mentes cerradas detienen el progreso y el avance.
Grieve no logro obtener los auspicios que necesitaba y es por eso que los autos
extranjeros terminaron de enterrar los sueños de un científico loco fanático
del automovilismo.
Su hijo contaría años después que cuando Grieve se presentó
al que en ese tiempo era el presidente del Perú Leguía, para poder construir más
vehículos y llevarnos a una nueva época la respuesta que tuvo de él fue: “Nosotros
necesitamos de los productos de países avanzados y no de experiencias con
productos peruanos”.
Si se hubiera apoyado a Grieve, los avances que hubiera
tenido esta parte del mundo así como el nacimiento de empresas automotrices y
sus variantes mecánicas pudiera haber logrado un futuro más positivo imposible
de discernir compitiendo como país emergente con los beneficios que eso
conlleva.
Las imágenes que se muestra fueron encontradas en la red,
tiene sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía
del tema que estamos tratando.
Si te agrado este articulo, no olvides suscribirte a la página Aquí
0 comentarios:
Publicar un comentario